25 abril 2006

Los Símbolos Numéricos y Geométricos

Todos los pueblos han utilizado números y figuras geométricas para expresar ideas de carácter metafísico. Las tradiciones antiguas ven en ellos símbolos sagrados que además de ser revelados se refieren a principios esenciales. Vehículos ordenadores y sintéticos, a los que siempre se atribuyó una realidad mágico teúrgica.

Si refiriéndonos al simbolismo en general distinguíamos entre los aspectos esotérico y exotérico de toda manifestación, en el caso de los números esta distinción se muestra claramente en sus sentidos cualitativo y cuantitativo. Aunque ordinariamente en el mundo profano únicamente se los ve como cantidades, la Simbólica y la Tradición siempre los entendieron como cualidades del ser. Como portadores de ideas–fuerza y como expresión de arquetipos universales.

Esa mentalidad moderna pareciera estar tentada a creer que el hombre inventó los números para sus fines prácticos y utilitarios con el objeto de contar, calcular y medir cantidades. Pero la antigüedad así no los veía.
Los números eran vistos más bien como verdaderas revelaciones; como un lenguaje universal que habla la naturaleza toda, pues todo lo que se expresa en el universo tiene número; o como dice el Evangelio cristiano, "hasta el último de los cabellos está contado." El hombre no inventa el número cinco, o el diez, por ejemplo, sino que más bien los ve en los dedos de su mano; observa siete seres luminosos en el cielo cuyos movimientos varían de las estrellas fijas; descubre al cuatro observando las cuatro estaciones del año y las numerosas manifestaciones cuaternarias de la creación; cuenta los días que demoran los astros en sus revoluciones, las semanas o meses que tardan las cosechas o los partos, el número de pétalos de las flores, etc., y a partir de esa observación entabla una comunicación con el orden natural, y de conformidad con él organiza su cultura.

La escuela pitagórica, a la que debemos en Occidente muchos de los principios numéricos que hoy manejamos, estableció relaciones precisas entre la matemática, la geometría, la música y la astronomía –todas ciencias fundamentadas en el número–, demostrando así la armonía del universo.
Las figuras geométricas son la expresión del número en el plano bidimensional, y su trasposición a tres dimensiones genera el arte de la arquitectura y la construcción, eminentemente simbólico y sagrado; las notas musicales son también números, esta vez actuando en el mundo del sonido, lo que conecta a estos signos con las ideas de armonía y ritmo; y toda la astronomía también basa sus cálculos en números y ritmos armónicos y universales, y se dice que el propio Pitágoras escuchaba la música de las esferas celestes.

Por otra parte, es interesante observar cómo las letras en los idiomas sagrados están también relacionadas con ellos, y recordar que en la Cábala hebrea, por ejemplo, la esencia de los nombres está íntimamente ligada a su número.

La cantidad y la cualidad son dos aspectos también opuestos y complementarios: en la naturaleza toda se observa claramente que conforme las cosas expresan una cualidad superior son a su vez más escasas, y viceversa: los seres más ordinarios abundan en la multiplicidad. Esto da origen a las leyes de la jerarquía –a que nos referiremos en el simbolismo de la escala– y al hecho de que nuestra ciencia atribuya a los números cuantitativamente más pequeños, una superioridad cualitativa.

Como se ha dicho, si desde un punto de vista, el número diez mil, por ejemplo, es diez mil veces mayor que la unidad, desde el otro sería más bien la fragmentación de la unidad en diez mil partes. En la primera perspectiva la unidad estaría contenida en los números mayores; en la otra, es el uno el que contiene en potencia a todos los números que él mismo engendra.
Para nosotros, pues, el número mayor sería el cero, expresión simbólica de la unidad metafísica y el No Ser, del que el uno aritmético o punto geométrico –el Ser único– vendrían a ser su primera manifestación virtual. La numerología tradicional parte de esta Unidad indisoluble, invisible, indivisible e indestructible; nos enseña a observar a la progresión numérica y sus significados como atributos múltiples de esa unidad; y nos muestra el camino de la síntesis y del retorno a lo único que es el origen y el destino común de todos los seres.
Fuente: Introducción a la simbólica
Eli